miércoles, 4 de noviembre de 2009

El nuevo juego

Por Rocío Tauber

Es sorprendente lo que uno nota cuando comienza a ahondar sobre el Periodismo Deportivo de años atrás. Ese periodismo del deporte que recién surgía, que estaba asentando poco a poco sus bases, consolidándose de a migajas con sus primeros pasos. Ese periodismo que seguramente no imaginaba lo que vendría muchos años después.
Mirando hacia el pasado, en la línea del tiempo podemos ver ciertos hitos que marcaron la historia del deporte argentino. Estos puntos clave en los medios de comunicación pueden rastrearse, sin dudas, en el ámbito radiofónico, con programas populares como “Carburando”, “La oral deportiva” y con personalidades acentuadas como José María Muñóz y Victor Hugo Morales, entre muchos otros destacados.
En lo concerniente al periodismo escrito, la revista El Gráfico fue trascendente, seguida por miles de fanáticos hasta al punto de considerarla “La Bilbia del deporte”. Con ella emerge Dante Panzeri, un periodista que merece ser subrayado. Pero más tarde, surgiría el diario deportivo Olé, denominado “el gran diario argentino”, que respaldado por el Grupo Clarín logró imponer su estilo y, tiempo después, sería muy importante para la fractura del Periodismo Deportivo por estos años.
También en lo que respecta a la televisión se destacan en la historia programas como “Polémica en el fútbol”, “Tribuna caliente”, “Fútbol de Primera” y tantos otros más. La aparición ESPN, el primer canal dedicado exclusivamente al deporte, que finalmente sería la inspiración para la creación de TyC Sports. Y con esto el destacado de una personalidad que sería clave para la transformación del “nuevo periodismo”: Carlos Ávila.
En el transcurso del siglo XX explotó el interés por el deporte y con ello aparecieron periodistas con sus producciones que dejaron sus huellas en la construcción de lo que hoy es el Periodismo Deportivo.
Los cambios culturales de la denominada” sociedad postradicional” hicieron que el conocimiento se produzca, difunda y legitime en la actividad periodística provocando un desfasaje, una nueva manera de pensar la realidad. Hecho en el que las tecnologías tienen mucho que ver, marcando en el camino un antes y un después. Generando velocidad, necesidad de inmediatez y la posibilidad de ampliar el espectro muchísimo más hacia el público.
En este contexto surgen los nuevos intelectuales, los denominados “opinators”, que se construyen en el imaginario social como las nuevas fuentes del saber tan sólo por estar mediatizados. La publicidad hace que lo que puede ser superficial se transforme rápidamente en conocimiento. Los medios de comunicación lograron alcanzar un poderío tal que hasta ejercen un papel normativo y son fuentes de referencia.
Los intereses económicos y la búsqueda del poder también fueron parte de esta transformación. Los grandes grupos mediáticos comenzaron a liderar el mercado, y otra vez se puede notar una rotación de principios respecto al poder económico: pasó de los medios de producción a los dueños de los medios de información, quienes también pueden determinar el control de los medios de producción. Siendo así, no sería extraño pensar que los medios de comunicación tienen una capacidad alientante, decidiendo cómo y qué información nos llegará, imponiendo visiones y temas, construyendo nuestra manera de ver la realidad, o en este caso, el escenario deportivo.
Por esta razón ocurre que en este tiempo, hablando del periodismo deportivo en particular, se está atravesando un “proceso de imbécilización cotidiana”. Esto significa ocupar el tiempo mediático en chatarra, en lo que tiene poco de análisis profundo y seriedad deportiva, y mucho de espectacularización, banalidad y necesidad de cubrir espacios fácilmente, obviamente, con el fin de vender.
Esto, por ejemplo, se reflejado en el diario Olé particularmente, como así también en lo televisivo con TyC Sports y en lo radial con La Red, entre otros. Aquí se ve la cotidianización del deporte que conlleva a la necesidad extrema de la venta y de generar nuevos temas que muchas veces resultan pobres en contenido y ricos en espectáculo.
Hoy en día los dueños de los medios no se preguntan únicamente por la información, sino que están regidos por intereses. Esto limita tanto a las producciones periodísticas, a los mismos periodistas e incluso al público en general. Esto es lo que ocurre con TyC que prácticamente tiene lazos con cualquier medio periodístico, lo cual significa que de ninguna manera se puede ir en contra de los intereses de esta empresa. Hay una complicidad muy amplia.
Las leyes del periodismo deportivo cambiaron, hay toda una nueva generación de periodistas que las respetan y son regidos por ellas porque son las reglas del juego. El que no las acepta queda afuera. Pero como público hay que tener la capacidad crítica para poder entenderlas, y como periodistas la capacidad analítica y transformadora para poder generar nuevas estrategias.

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